En los últimos meses, han sucedido hechos que consideramos necesario informar a todos los trabajadores del ministerio que desempeñamos nuestras tareas en Esmeralda 55. Diferentes sectores han sufrido sucesivos robos de material informático (desde notebooks resguardadas bajo llave, hasta discos rígidos, memorias, procesadores que fueron sustraídos de las computadoras). Vale destacar que en todos los casos esto implicó pérdidas de información sustancial y del producto del trabajo acumulado, así como el deterioro del soporte indispensable para el normal desarrollo de las tareas.
Cabe mencionar que el último robo se registró hace pocos días, en el sector cuyos trabajadores han sido amenazados de despido solo semanas atrás. Coincidencia o no, entendemos que corresponde alertar a todos sobre estos episodios que, sumados al clima de zozobra e inestabilidad permanentes, parecieran tender no solo a la búsqueda posterior de soluciones del tipo punitorio -tales como mayor “seguridad”, cámaras o llaves- sino a incrementar y abonar dicho clima, propicio, además, al vaciamiento.
La reiteración de este tipo de sucesos –que han ocurrido en la Dirección Operativa de Currícula y Enseñanza y en la Dirección Operativa de Extensión Educativa, en las oficinas de Logística y de Medios en la Escuela- pone de manifiesto la precariedad que, además de caracterizar la situación de revista de todos y cada uno, alcanza, en este caso, a las condiciones materiales en las que desarrollamos nuestra tarea. Estos episodios se suman a la terrible situación de inestabilidad laboral, así como también a las deplorables condiciones del edificio con las que lidiamos todos los días.
Finalmente, llamamos a estar atentos y a socializar cualquier situación en este sentido, en la idea de que, en el contexto actual, es el colectivo la garantía para resguardar nuestro trabajo. Y exigimos al Ministerio de Educación no solamente la reposición del material sustraído, que es patrimonio del Estado, sino también que asuma las responsabilidades que le corresponden: asegurar que los trabajadores podamos desarrollar nuestras tareas en condiciones dignas, que no impliquen atropellos ni soluciones ligadas al discurso y acciones vinculados a la "seguridad".
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